jueves, 25 de noviembre de 2021

 






Hoy se celebra el día en contra de la violencia de género. De la violencia contra la mujer por ser eso, mujer.

Largos siglos de historia construidos sobre los valores masculinos, por y para el hombre, han hecho que la mujer sea considerada en muchos casos un objeto de posesión para las parejas y exparejas que insultan, agreden, maltratan y matan.

Pero la violencia de género no solo se da dentro del ámbito familiar. A la mujer se la ha sometido, maltratado, cosificado, usado como arma de guerra, se la ha mutilado, prostituido, vendido, casado siendo una niña, se la ha pagado menos por el mismo trabajo…  Y aún hoy inmersos en una sociedad que se llama avanzada, llena de tecnología, de comunicación, de viajes al espacio, de personas tan inteligentes y válidas, todavía hoy, digo, en pleno siglo XXI se siguen cometiendo terribles abusos contra La Mujer

En la mano de todos está detener este comportamiento monstruoso.

Que un día como hoy nos sirva de reflexión para que el resto de los días podamos actuar y evitar esta vilencia. Los síntomas del maltrato no son evidentes al principio, pero si algo nos alerta, es que no va bien: pidamos ayuda, el maltrato empieza por los celos, el control, la manipulación, los reproches, las exigencias encubiertas por un falso amor.  

En la mano de todos está que las mujeres dejemos de tener miedo.

 

Y como no podía ser de otra manera os dejo un par de poemas para que os ayuden a reflexionar un poco más. 

 

 

Amarna Miller

Sé perfectamente cómo llegué a este punto

 

Precavida.

Siempre atenta a que las esquinas no me saquen los ojos.
Siempre pendiente de que mis entrañas no echen a volar.
Con miedo a que mis amigos se olviden del color de mi rostro.
Y a que mi novio me parta la cara con libros de poesía,
con lenguas de cristal,
con pañuelos de calma, no te alteres,
con cuidado que si gritas, la vas a liar.
De carnes rotas, de huesos rotos, de sangre amarga.
De cuerpo que pesa y se funde con el suelo, con el mundo.
Cuerpo que echa raíces en la tierra porque ya no hay nada más.
Mi vida, reducida a una semilla.

Cuidadosa.
Siempre precavida.
Siempre previsora.
Y nunca lo suficiente.


                                             Publicado en Tenían veinte años y estaban locos

De “el callejón de los cuchillos”

 

 

 

Juana Castro

 

AMOR MÍO

(De su libro La extranjera. Málaga, 2006)

 

Antonia buena chica ingresó ya cadáver.

Carmen muy educada vaqueros blusa beis

y Raquel silenciosa es el amor.

Amor de amoratarse amor que es amoldar

y amancillar.

Amor de amenazar amor de amurallar

amor de amartillar

y de amasijo.

Amor de amortajar.

Rosa Lola María

Inés Luisa mi amor.

Compañero mi amigo

mi enemigo.

Rafael veinte años arma blanca su novia en una calle.

José Pablo dos hijos divorciado

y Raúl empresario gran sonrisa el amor.

Es el amor que amengua que amuralla

que amortece y amarra.

Amor de amuñecar amor que es amputar

amor de amilanar

y de ambulancia.

Amor de amordazar.

Manuel Félix Cristóbal

Jaime Isidro mi amor.

Mi señora mi dueña

mi rehén.

Amo mío mi amor.

El anillo no sabe no sabía.

El anillo.

El cuchillo.

 


https://www.juntadeandalucia.es. (folleto recopilatorio poesía vs violencia de genero.)



Os dejo también el manifiesto que han escrito tres compañeros vuestros y que habéis leído esta mañana en clase.

Gracias Sonia, Yune y Diego

 


Hoy os vamos a contar una historia que no es un cuento, sino una realidad.

Estamos infectados por un virus que cada día se cobra más vidas y las que perdona las deja con secuelas permanentes. (Pausa dramática) No estamos hablando del Coronavirus, sino de un fenómeno social creado por la humanidad: La violencia de género.

 Según el artículo 173.2 del código penal se considera como aquellos hechos cometidos contra la mujer, bien utilizando la fuerza física o compeliéndola o forzándola a la misma para realizar una acción no querida.

Esta definición es completamente objetiva y no está sujeta a opiniones.

Porque es una ley. 

Porque hemos pasado por un confinamiento. Un confinamiento que ha durado siglos, desde el principio de nuestra historia. Hemos vivido una etapa de quedarnos en nuestras casas, de no poder alzar la voz, salir a las calles a defender lo que nos pertenece como seres humanos, que es el respeto. Una invisibilidad que ha alcanzado a mujeres en todos los ámbitos, desde la ciencia, como Rosalind Franklin, hasta el resto de las artes, como las “Sinsombrero.”

En la actualidad hay mujeres que siguen estando silenciadas, por vergüenza, miedo o incluso porque sienten que son las culpables de su propia agresión. Flotan como un iceberg del que solo vemos su vértice: Insultos, humillaciones, bofetadas, puñetazos, violaciones, y en casos fatídicos, la muerte.

Pero existe una gran masa de violencia que queda oculta y no vemos. Situaciones que normalizamos porque las empezamos a vivir a nuestras edades: Porque, ¿quién no ha vivido alguna vez...?

(Sonia): Tía, coge el móvil, que te lleva sonando una hora. Tienes que tener ya como ocho llamadas perdidas de tu novio.

(Yune): Oh... es que... no me apetece hablar con él... Además, acabamos de vernos... Seguro que no quiere nada.

(Sonia): Tía, a ver si va a ser importante, o sea, cógelo.

(insertar sonido de llamada)

(Diego): ¡¿Se puede saber dónde coño estás para que no me cojas el teléfono?!

(Yune): Tío estaba en casa de una amiga, que teníamos que hacer un trabajo para biología

(Diego): Pero ¡cómo que un trabajo de biología! ¡Y se puede saber con qué amiguita estás ahora! ¿No será un tío y por eso no quedas conmigo?

(Yune): Que no, de verdad, amor. Mira, Sonia, tía, habla.

(Sonia): Ey, Diego, ¿qué tal?

Diego): ¿Encima con Sonia? Tía sabes que lleva tirándome desde que empezamos.

(Yune): Amor... que no, de verdad. Que iba a llamarte justo ahora, que estábamos acabando y ya me estaba yendo.

(Sonia): Tía, ¿qué dices de haber terminado? Si te ibas a quedar a cenar, que nos queda lo más tocho.

(Diego): Espera, ¿cómo que quedarte a cenar? ¿Si habíamos quedado?

(Yune): Amor, ¿Qué dices de quedar? Si hoy no habíamos hablado de vernos.

(Diego): ¿Ah es que tenemos que hablar para vernos? Joder macho desde que quedas con tus amigas es que eres otra...

(Sonia): ¡Pero de qué va este payaso! Tia, cómo puedes dejar que te hable así.

(Diego): ¡¿Lo ves?! No hace más que meter mierda para jodernos.

 

¿Os suena?

Situaciones como esta han sido vividas por muchos de nosotros, y los que no lo han vivido, por desgracia, es probable que lo experimenten en un futuro.

Lo normalizamos porque son escenas tan comunes que con un cerebro adolescente como el nuestro tendemos a pasarlo por alto.

Es por ello que la única vacuna capaz de frenar esta pandemia es la educación. Porque la educación es la base de nuestra conducta, y determina la mayoría de los comportamientos que tenemos.

Ojalá algún día cultivemos juntos la equidad. Ojalá cesen los pensamientos machistas y misóginos que desembocan en lo que hoy conocemos como violencia de género. Ojalá algún día todo esto que hoy reivindicamos sea un cuento, y no una realidad.

Ojalá.


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