Hoy se celebra el día en contra de la violencia de
género. De la violencia contra la mujer por ser eso, mujer.
Largos siglos de historia construidos sobre los
valores masculinos, por y para el hombre, han hecho que la mujer sea considerada
en muchos casos un objeto de posesión para las parejas y exparejas que insultan,
agreden, maltratan y matan.
Pero la violencia de género no solo se da dentro del ámbito
familiar. A la mujer se la ha sometido, maltratado, cosificado, usado como arma
de guerra, se la ha mutilado, prostituido, vendido, casado siendo una niña, se
la ha pagado menos por el mismo trabajo… Y aún hoy inmersos en una sociedad que se
llama avanzada, llena de tecnología, de comunicación, de viajes al espacio, de personas
tan inteligentes y válidas, todavía hoy, digo, en pleno siglo XXI se siguen cometiendo terribles abusos contra La Mujer
En la mano de todos está detener este comportamiento monstruoso.
Que un día como hoy nos sirva de reflexión para que el resto de los días podamos actuar y evitar esta vilencia. Los síntomas del maltrato no son evidentes al principio,
pero si algo nos alerta, es que no va bien: pidamos ayuda, el maltrato
empieza por los celos, el control, la manipulación, los reproches, las
exigencias encubiertas por un falso amor.
En la mano de todos está que las mujeres dejemos de
tener miedo.
Y como no podía ser de otra manera os dejo un par de
poemas para que os ayuden a reflexionar un poco más.
Amarna Miller
Sé
perfectamente cómo llegué a este punto
Precavida.
Siempre atenta a que las esquinas no me
saquen los ojos.
Siempre pendiente de que mis entrañas no
echen a volar.
Con miedo a que mis amigos se olviden del
color de mi rostro.
Y a que mi novio me parta la cara con
libros de poesía,
con lenguas de cristal,
con pañuelos de calma, no te alteres,
con cuidado que si gritas, la vas a liar.
De carnes rotas, de huesos rotos, de
sangre amarga.
De cuerpo que pesa y se funde con el
suelo, con el mundo.
Cuerpo que echa raíces en la tierra porque
ya no hay nada más.
Mi vida, reducida a una semilla.
Cuidadosa.
Siempre precavida.
Siempre previsora.
Y nunca lo suficiente.
De “el callejón de los cuchillos”
Juana Castro
AMOR MÍO
(De su libro La extranjera. Málaga,
2006)
Antonia buena chica ingresó ya cadáver.
Carmen muy educada vaqueros blusa beis
y Raquel silenciosa es el amor.
Amor de amoratarse amor que es amoldar
y amancillar.
Amor de amenazar amor de amurallar
amor de amartillar
y de amasijo.
Amor de amortajar.
Rosa Lola María
Inés Luisa mi amor.
Compañero mi amigo
mi enemigo.
Rafael veinte años arma blanca su novia en
una calle.
José Pablo dos hijos divorciado
y Raúl empresario gran sonrisa el amor.
Es el amor que amengua que amuralla
que amortece y amarra.
Amor de amuñecar amor que es amputar
amor de amilanar
y de ambulancia.
Amor de amordazar.
Manuel Félix Cristóbal
Jaime Isidro mi amor.
Mi señora mi dueña
mi rehén.
Amo mío mi amor.
El anillo no sabe no sabía.
El anillo.
El cuchillo.
https://www.juntadeandalucia.es. (folleto
recopilatorio poesía vs violencia de genero.)
Os dejo también el manifiesto que han escrito tres compañeros vuestros y que habéis leído esta mañana en clase.
Gracias Sonia, Yune y Diego
Hoy os vamos a contar una historia que no es un cuento, sino una
realidad.
Estamos infectados por un virus
que cada día se cobra más vidas y las que perdona las deja con secuelas
permanentes. (Pausa dramática) No estamos hablando del Coronavirus, sino de un
fenómeno social creado por la humanidad: La violencia de género.
Según el artículo 173.2 del código penal se
considera como aquellos hechos cometidos contra la mujer, bien utilizando la
fuerza física o compeliéndola o forzándola a la misma para realizar una acción
no querida.
Esta definición es
completamente objetiva y no está sujeta a opiniones.
Porque es una ley.
Porque hemos pasado por un
confinamiento. Un confinamiento que ha durado siglos, desde el principio de
nuestra historia. Hemos vivido una etapa de quedarnos en nuestras casas, de no
poder alzar la voz, salir a las calles a defender lo que nos pertenece como
seres humanos, que es el respeto. Una invisibilidad que ha alcanzado a mujeres
en todos los ámbitos, desde la ciencia, como Rosalind Franklin, hasta el resto
de las artes, como las “Sinsombrero.”
En la actualidad hay mujeres
que siguen estando silenciadas, por vergüenza, miedo o incluso porque sienten
que son las culpables de su propia agresión. Flotan como un iceberg del que
solo vemos su vértice: Insultos, humillaciones, bofetadas, puñetazos,
violaciones, y en casos fatídicos, la muerte.
Pero existe una gran masa de
violencia que queda oculta y no vemos. Situaciones que normalizamos porque las
empezamos a vivir a nuestras edades: Porque, ¿quién no ha vivido alguna vez...?
(Sonia): Tía, coge el móvil,
que te lleva sonando una hora. Tienes que tener ya como ocho llamadas perdidas
de tu novio.
(Yune): Oh... es que... no me
apetece hablar con él... Además, acabamos de vernos... Seguro que no quiere
nada.
(Sonia): Tía, a ver si va a ser
importante, o sea, cógelo.
(insertar sonido de llamada)
(Diego): ¡¿Se puede saber dónde
coño estás para que no me cojas el teléfono?!
(Yune): Tío estaba en casa de
una amiga, que teníamos que hacer un trabajo para biología
(Diego): Pero ¡cómo que un
trabajo de biología! ¡Y se puede saber con qué amiguita estás ahora! ¿No será
un tío y por eso no quedas conmigo?
(Yune): Que no, de verdad,
amor. Mira, Sonia, tía, habla.
(Sonia): Ey, Diego, ¿qué tal?
Diego): ¿Encima con Sonia? Tía sabes que lleva tirándome
desde que empezamos.
(Yune): Amor... que no, de verdad. Que iba a llamarte justo
ahora, que estábamos acabando y ya me estaba yendo.
(Sonia): Tía, ¿qué dices de haber terminado? Si te ibas a
quedar a cenar, que nos queda lo más tocho.
(Diego): Espera, ¿cómo que quedarte a cenar? ¿Si habíamos
quedado?
(Yune): Amor, ¿Qué dices de quedar? Si hoy no habíamos
hablado de vernos.
(Diego): ¿Ah es que tenemos que hablar para vernos? Joder
macho desde que quedas con tus amigas es que eres otra...
(Sonia): ¡Pero de qué va este payaso! Tia, cómo puedes dejar
que te hable así.
(Diego): ¡¿Lo ves?! No hace más que meter mierda para jodernos.
¿Os suena?
Situaciones como esta han sido vividas por muchos de
nosotros, y los que no lo han vivido, por desgracia, es probable que lo
experimenten en un futuro.
Lo normalizamos porque son escenas tan comunes que con un
cerebro adolescente como el nuestro tendemos a pasarlo por alto.
Es por ello que la única vacuna capaz de frenar esta pandemia
es la educación. Porque la educación es la base de nuestra conducta, y
determina la mayoría de los comportamientos que tenemos.
Ojalá algún día cultivemos juntos la equidad. Ojalá cesen los
pensamientos machistas y misóginos que desembocan en lo que hoy conocemos como
violencia de género. Ojalá algún día todo esto que hoy reivindicamos sea un
cuento, y no una realidad.
Ojalá.